MIKE FARRIS & THE ROSELAND RYTHM REVUE


El año pasado me ocurrió algo curioso, una de esas cosas que ocurre pocas veces en la vida, cómo cuándo te encuentras un billete de 10 € en el bolsillo o te regalan algo sin ton ni son...

...Corrían las 6 de la tarde, y yo me encontraba en Bilbao con mi novia, mi compañera de batallas de conciertos de rock, a unas horas de ver el concierto de Mike Farris... por inseguridad y a la vez cautela de querer llegar sin ningún problema al Kafé Antzokia (lugar donde se daría el concierto), le propuse ir a dar una vuelta por los alrededores para conocer el lugar.

Fue fácil encontrarlo, al parecer quedaba cuatro calles detrás de dónde nos hospedábamos. Al acercarme a la puerta, escuche un sonido de batería y bajo retumbando... pero no fui consciente de mucho más hasta el momento. De repente, un hombre, de unos 30 y tantos, armado con un móvil y una camiseta de Tom Petty & The Heartbreakers asomó la cabeza para hacer una llamada, nos miró con cara de indiferencia y siguió a lo suyo. Terminada la llamada, nos preguntó que si queríamos algo... que qué hacíamos ahí... recuerdo que le expliqué que habíamos dado una vuelta por allí porque no conocíamos el lugar y no queríamos llegar tarde al concierto. Que nos había jodido un montón el cambio de día, y que habíamos tenido que cambiar nuestro vuelo desde las Canarias... y que qué camiseta más chula llevaba.

El portero sonrío, y orgulloso nos contó que había ido a Nashville con Mike a ver a los Heartbreakers de Petty. Entonces caí. -"¿ostiá, ese ruido es del soundcheck... está Mike ahí dentro?... -¿Podemos pasar a verlo (aquí aclaro que me refería al soundcheck en si)? -¿De Canarias decís...? mmmm, pasad.

Lo que ocurrió entonces fue subrealista. De repente, me di cuenta que aquello no era un soundcheck del Donington, era un pequeño teatro con algunas personas, 6 o 7(amigos cercanos y trabajadores supongo) y que lo siguiente que iba a ocurrir era que me iba a ver a Farris de frente, sin trampa ni cartón, y yo sólo pretendía conocer el puto lugar del dichoso concierto.

Piernas temblando y manos heladas, mi novia diciéndome que tranquilo que no era para tanto. Y realmente no lo era, pero eso hay que vivirlo.

El chico nos acompañó hasta una pequeña barra que hay en el recibidor y nos dijo que por favor esperásemos allí y que no nos moviésemos, que él avisaría a Mike, y que si pudiese, él ya saldría.

Pasaron 5 minutos, de los 5 minutos más largos de mi vida claro... y entonces me pareció verle salir de detras del escenario, bajó y se quedó de espaldas a mi, a unos 15 metros hablando con Foy Vance, el bajista que le acompañaba en esa mini-gira Española.

Al minuto o dos de estar hablándo con Foy, se dió media vuelta y miró hacia la barra, y yo y mi novia, cual paletos alzamos la mano saludando de lejos cómo si lo conociesemos de toda la vida sin saber que hacer. Nos devolvió el saludo y siguió a lo suyo...

Cuando terminó de hablar, otros 2 minutos después, se dió media vuelta y vino hacia nosotros. Se presentó y se interesó por saber de dónde veníamos etc. le sorprendió saber que habíamos viajado desde tan lejos para verle... ¡estáis locos! dijo en un gracioso español. Entonces sonó el teléfono (mi madre) y emepezó a sonar Can't No Grave Hold My Body Down de su último CD... risas... tierra trágame... Le comenté a Mike que amaba su etapa con los Screamin' Cheetah Wheelies porque me encanta el rock n' roll... pero su nueva etapa me recordaba a mis años en los que tenía fé e iba a la iglesia (dónde fui criado). Le agradó saber que era una oveja del señor, aunque perdida, jajaja... y hablamos durante un buen rato del tema... sin ningún tipo de fanatismo nos contó su experiencia personal, y escuchó las nuestras.

Hacia el final de la charla apareció la mujer de Mike, se presentó y accedió a sacarnos algunas fotos.

Nos despedimos... y le agradecimos (y le agradeceremos siempre) al portero de aquel Kafe Antzokia por aquella oportunidad.

Horas después volvimos para disfrutar desde primera fila de uno de los directos más íntimos y a la vez poderosos de toda mi vida.